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11 de abril de 2014

VAMPIROS, TRIÁNGULOS AMOROSOS Y OTROS DESASTRES UNIVERSALES



VAMPIROS, TRIÁNGULOS AMOROSOS Y OTROS DESASTRES UNIVERSALES
     Qué Crepúsculo de Sthepanhie Mayer y su secuencia es una serie de libros mediocres, no es necesario comentarlo aquí.
     Todo el mundo ya lo sabe.
     Y los que no lo saben, ya es hora de que se enteren.
     Pero hoy no queremos comentar sobre este libro, sino sobre la pesadilla terrorífica con la que el mercado internacional de libros nos está bombardeando desde hace un par de años.
     La gran mayoría de libros que vemos a la venta en las librerías son obras, inspiradas o no en Crepúsculo, que cuentan historias de vampiros, hijos de vampiros, vampiros reprimidos, vegetarianos, diabéticos; fantasmas, hombres lobos, espíritus perdidos, sirenas asesinas, sirenas seductoras, ángeles sagrados y demoníacos.
     La otra gran mayoría de libros son obras catastróficas, con el mundo subyugado bajo el poder fascista de hombres crueles que se alimentan de las desgracias de la humanidad y al que solo una joven, generalmente una chica, dulce, ingenua, inocente, pura, casta, medio huérfana y casi perfecta, lo puede salvar.
     Parece un chiste, pero es la verdad.
     Y los jóvenes adolescentes que antes consumían pornografía a escondidas, hoy consumen como una droga estos libros que los “psicólogos baratos y mediocres” los defienden con los argumentos más burdos como “Por lo menos están leyendo algo”; “Es una forma de encontrarse con  ello mismos”, etc, etc, etc...
     Siempre ha habido y continuará existiendo arte mediocre, populista y consumista; después de todo, no todas las personas nacieron para ser “cult”, porque si así fuera, tendríamos un mundo aburrido, pesado, soñoliento e insoportable.
     No obstante, lo que más nos llama la atención de estos libros que se venden a los millones, es que sus protagonistas deben tener el obligatorio “triángulo amoroso”.
     Es como si se hubiera inventado una nueva ley universal que dijera más o menos así: “Si no hay triángulo amoroso, no hay felicidad”; “Si no hay triángulo amoroso, no puedes descubrirte a ti mismo”.
     Lo alarmante es que los jóvenes adolescentes de hoy en día leen esos libros y están convenciéndose de que los “triángulos amorosos” son normales para todos; estos chicos están perdiendo la oportunidad de descubrir el mundo a partir de sus experiencias y están asimilando el comportamiento sensacionalista con el que los editores, los agentes literarios y los autores de estos “best-sellers” se están enriqueciendo, mientras estos párvulos empiezan a confundir emociones y suspiros amor con triángulo amoroso.
     ¡Decimos un no a la censura!
     No podemos censurarlos ni quemarlos ni eliminarnos de los estantes, pues todos tienes el derecho de expresar su opinión y de escribir cualquier porquería, como alguien puede llamarlas así a estas líneas que yo las pongo aquí.
     Mas es necesario que haya un poco más de sentido común, de responsabilidad y una orientación en el momento de escoger lo que se lee.
     Y lo mismo podemos decir de Hollywood que todos los años adapta al cine estos libros melodramáticos y producen verdaderas tragedias cinematográficas, buenas como antídotos para el insomnio y para las cuentas bancarias de los productores y pésimas para quien tiene buen gusto... Aunque, ¿qué es el buen gusto?
     Me caen mal los vampiros, pero las vampiras me encantan; detesto a los hombres lobos, pero las lobas son fascinantes; odio a los ángeles, y no creo en angelitas... Pero lo que sí no soporto son los triángulos amorosos. Eso ya está demasiado trillado.
10 – 04 – 2014.

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