AUNQUE USTED NO LO CREA, LOS MUTANTES YA ESTÁN AQUÍ Y
USTED PUEDE SER UNO DE ELLOS....
¡Los
mutantes ya están entre nosotros!
Y
no es una película más de MARVEL...
Son
los mutantes de carne y hueso que se mezclan entre la gente e invaden todos los
rincones colocando en riesgo el futuro de la humanidad.
¡Los
mutantes ya están entre nosotros!, y aunque usan máscaras que les da la
apariencia de seres humanos, pensantes, sensibles y profundos, son mutantes
peligrosos porque aún no tienen conciencia de que son mutantes: verdaderas
aberraciones de los genes humanos.
¡Los
mutantes ya están entre nosotros!
Están
presentes de manera individual, aislados en las calles, en las paradas de
autobuses, en los aviones, en los restaurantes, en las escuelas, como si estuvieran
alienados o como si tuvieran poca capacidad encefálica.
Pero
también están en grupos, en círculos, o sentados frente a frente, o uno al lado
de otro, pero no saben hablar, tienen miedo de mirar a los ojos y no perciben
que el mundo gira y que la vida viene y se va.
O
tal vez sean mutantes que perdieron la capacidad de comunicarse en ese largo y
doloroso proceso de metamorfosis de seres humanos en mutantes.
Porque
los mutantes antes eran personas.
Por
eso, hay que tener cuidado: cualquiera de ustedes puede transformarse en un
mutante más rápido de lo que uno se imagina; más rápido de lo que me demoro en
escribir estas líneas.
Porque
el virus de los mutantes pedantis
burritus se propaga a una velocidad increíble y no respeta edad, sexo,
religión, color y nacionalidad.
A
veces los mutante sonríen y balbucean algunas palabras, pero en la mayoría de
los casos de comportan como verdaderos mutantes.
Es
más, si uno le dice a un mutante que él es mutante, se ofende y se defiende con
uñas y carne porque tiene la convicción total de que él, justamente él, no es
ni nunca podrá ser mutante; al contrario, piensa que los pocos sobrevivientes
al holocausto provocado por los mutantes son los que tienen problemas serios.
Es
que los mutantes se han vuelto arrogantes, engreídos y han desarrollado la
terrible habilidad de consumir apple y
samsung con un hambre voraz. Y cada
vez que lo hacen, los genes de estos mutantes se vuelven resistentes a
cualquier vacuna que intenta curar esta verdadera plaga que azota a la
humanidad, des-gra-cia-da-mente.
Hay
una variedad sin fin de mutantes, pero son dos las que más se destacan y ponen
en peligro la vida de los terrícolas.
El
primer tipo de mutante es aquel que desarrolló en las extremidades,
principalmente en las manos, una membrana compuesta de sustancias pegajosas que
les obliga a caminar las 24 horas al día con la mano extendida y con un
teléfono celular. De preferencia, uno ultra súper moderno. Y es una tarea ardua,
y casi imposible, el convencerlos de que lo suelten. Esa mucosa no permite que los mutantes tengan
libertad de movimientos. Es una membrana pegajosa y de alta peligrosidad que
influye en el sistema central psíco-emocional-muscular de los mutantes, a tal
punto que ellos creen, con una convicción total, que si se desprenden de su
aparato, morirán, solos, abandonados, fracasados, derrotados...
Pobres
mutantes contaminados por el virus del síndrome mutantis pedantis burritis ignorantus.
Se
sabe que hay cura para este tipo de mutante, pero ni las organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales hacen hincapié en resolver el problema,
pues parece que en algún del planeta tierra, hay un grupo que se enriquece cada
vez que un consumidor incauto se transforma en un nuevo mutante, pues a cada
mutante novato, más mutantes vendrán.
El
otro tipo de mutante es aquel que ha desarrollado una alteración de su ADN que
le obliga a caminar con la cabeza agachada, los ojos al suelo y siente el
impulso frenético de estar todo el día con los audífonos en el oído. Se sabe
que este tipo de mutante es uno de los más peligrosos que hay porque ha perdido
la capacidad de sobrevivir en sociedad con sus propios pensamientos. Este nuevo
mutante prácticamente no sabe lo que es tener pensamientos propios y si mira,
de casualidad, a un ser humano, se queda congelado, como si no tuviera vida.
Este mutante ha sido creado en laboratorio y se multiplica como una plaga
infernal.
Muchos
creen que los mutantes no son peligrosos y que no hay ningún problema de que
continúen expandiéndose y creciendo libremente, pues vivimos en un sociedad
democrática, que favorece el consumismo y el enriquecimiento lícito; sin
embargo, es obvio que cuantos más mutantes se desarrollan en nuestra sociedad,
la comunidad se ve amenazada y hay un riesgo de extinción en masa. Y los
síntomas ya aparecen: aislamiento social, depresión tecnológica, consumismo
desenfrenado, temor a conversar con las personas, amistades virtuales y un
vacío existencial.
Pero
lo más alarmante de todo es que los mutantes han desarrollado una capacidad de
contagio tan grande que los seres que están alrededor de estos, pierden el
sentido crítico y el libre albedrío: ellos son manipulados en masa de una
manera muy fácil y si usted, al terminar de leer este texto dice “yo no soy un mutante”, está en graves
problemas: la negación es el primer síntoma.
Y
si esa fue su frase, deténgase y libérese.
Solo
usted puede hacerlo porque ni la manzana,
ni la pera, ni la banana se van a detener hasta conseguir
sus objetivos.