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2 de mayo de 2014

BRASIL TIENE QUE PERDER LA COPA MUNDIAL DE FÚTBOL



BRASIL TIENE QUE PERDER LA COPA MUNDIAL DE FÚTBOL

Hoy he dicho que Brasil debe perder la copa del mundo.
Y me miraron como bicho raro.
¿Qué te pasa?, me preguntaban. ¿Cómo puedes decir eso?
Y como yo no decía nada más, pensaban que estaba haciendo un chiste y empezaron a decirme que cómo puedo pensar eso si vivo en el país que me ha acogido.
Pero la verdad es que no conseguía decir nada porque me quedé abismado al percibir que hay mucha gente, linda, culta e interesante, que aún no se ha dado cuenta de la verdad: en las circunstancias socio-económicas-políticas que vive Brasil lo que menos nos debe preocupar es el fútbol.
Primero: el fútbol no me da trabajo, no paga mis cuentas mensuales, no me da seguridad en la calle, no me da un seguro de vida digno e eficaz...
Segundo: Brasil ya ha perdido la copa mundial de fútbol lejos de la cancha. Esta es una realidad que nadie la puede negar y ampliamente difundida por todo el mundo en los más diversos medios de comunicación gracias a los precios absurdos para construir estadios, obras prometidas que nunca se cumplieron, entre muchos otros aspectos, mientras en el país el abismo social crece y el fanatismo de los que están en el poder aumenta.
Solo un ciego no lo puede ver y solo un testarudo se niega a comprender.
Mientras la FIFA va a ganar millones y millones de dólares, el pueblo brasileño padece de una pésima educación pública: escuelas mal estructuradas, profesores mal pagados; un servicio público de salud mediocre, con hospitales en pésimo estado y planes de salud privados carísimos; calles inseguras y políticos en el poder acusados –y comprobados – de corrupción, entre otros muchos crímenes, que tienen los salarios más altos del mundo.
Y antes de olvidarnos, esa maldita FIFA, cuyos Santos Patrones y Amos van a lucrar millones de dólares, libres de todo impuesto, apoyados con el absurdo de la estupidez de los miles de trabajadores voluntarios que van a sudar la gota gorda mientras los Todopoderosos engordan a nuestras anchas.
¿Qué más podemos decir?
Podríamos comentar sobre la violencia en las calles; la policía mal pagada, y actualmente comandada por jefes que les hacen actuar con extrema violencia contra la población que le dice un “no” a un gobierno mediocre de “izquierda” que ha confundido la democracia con dictadura, intolerancia, arrogancia e incompetencia.
Pero no hablemos más de eso porque de lo contario vamos a poner a llorar a moco tendido por las tragedias que sufren los brasileños... por votar y continuar votando en los “privilegiados”, esa “casta” política” que no acaba de solucionar los problemas del país, que continúa siendo fiel al lema de que “Brasil es el país del futuro”...
Solo que se olvidaron de decir a qué futuro se refieren.
En fin, ¡volvamos a lo que realmente interesa!
Brasil tiene que perder el campeonato mundial de fútbol de 2014, cueste lo que cueste, porque de lo contrario, el brasileño se estará colocando la soga en el propio cuello.
Si Brasil gana la copa del mundo, el pueblo continuará creyendo que el fútbol y los futbolistas son las cosas más importantes del mundo, sin darse cuenta que el futbolista no es más que un futbolista, como cualquier otra persona puede ser profesor, albañil, abogado o un niño de jardín de infantes.
Si Brasil gana el campeonato, el brasileño va a salir a las calles para conmemorar el triunfo durante semanas y semanas; los gritos de delirio se escucharán en todos los lugares y todos volverán a creer que ser campeones mundiales de fútbol es más importante que la salud, la educación, la seguridad social y un país en crecimiento.
Imaginémonos esta escena grotesca: Brasil gana y durante un mes, por lo menos, la selección desfilará por las principales ciudades del país en carro de bomberos, bajo el delirio de zombies que los aplaudirán en las calles, sin importarse por el trabajo, por la educación, por la seguridad y por el fin de la impunidad política.
Y los jugadores irán a Brasilia para retratarse con los Grandes Jefes que sonriendo estarán seguros de que volverán a ganar las elecciones porque le han dado al pueblo el mismo Circo que gobiernos mediocres e incompetentes han dado muchos pueblos a lo largo de la historia de la humanidad, con tal de ser dueños del poder.
Si Brasil gana el campeonato, el pueblo se olvidará de que en un par de meses no puede volver a repetir el error que se repite a cada cuatro años y nuevamente votará en los mismos “profesionales” del poder que se han instalado en Brasilia desde hace tantos años y que son los causantes de los males sociales que le afecta al país.
Si Brasil gana el campeonato, el brasileño ya empezará a soñar en la próxima copa y cómo va a ganar nuevamente y cómo son mejores que todo el mundo y que no hay alegría más grande en el mundo que ganar un campeonato de fútbol porque dios es brasileño.
¡Ayayayayayay!
Si Brasil quiere cambiar esa situación catastrófica social y económica que vive, debe perder la copa para que todos podamos abrir los ojos y decirles a los arrogantes: quédense con sus estadios que nosotros nos quedamos con un país mejor.
Con el fracaso en la preparación de la copa, Brasil ya le demostró al mundo que no se puede engañar a un país haciéndole creer que se debe vivir del fútbol; y si además, Brasil pierde la copa, le enseñará a su pueblo y a sus dirigentes que es hora de empezar una nueva era.
Y no nos preocupemos por los pobrecitos jugadores de fútbol de la selección –grandes millonarios por cierto– que  si pierden, no se volverán pobres y en un par de meses habrán superado el “trauma del milenio”, continuarán jugando en Europa, continuarán ganando millones y millones mientras los millones y millones de brasileños que viven en Brasil luchan para sobrevivir a la censura, a la violencia, al crecimiento de la inflación, al aumento constante de los salarios de los políticos, al crecimiento de las favelas, a la pobreza del nordeste, a la destrucción de la Petrobrás, al invento de nuevos impuestos, a las falsas promesas electorales, a la injusticia generalizada, bajo la mirada sórdida de “Doctores in Honoris Causa” que ganan decenas de títulos en el Juego del Poder de las instituciones que los regalan por intereses creados.
Entonces, si eres hincha del Brasil, qué le vamos a hacer: es preferible llorar un poco por algo que no vale la pena antes que tener un país al borde del caos social.
No seamos ciegos: miren lo que les sucede a los millonarios petroleros venezolanos: casi dos décadas de miseria total; miren lo que le sucede a esa isla caribeña infectada por dictadores nauseabundos y cuya población permanece manipulada para tener miedo y callar.
¡No nos callemos!
¡Alemania! ¡Alemania! ¡Ra, ra, ra, ra! Campeón, campeón: ¡A-le-ma-nia!

Versão em português


                            BRASIL TEM QUE PERDER A COPA DO MUNDO 

Eu disse hoje que o Brasil tem que perder a copa do mundo.
E me olharam como um bicho esquisito.
O que você tem? Perguntaram-me. Como você pode falar isso?
E como eu não dizia mais nada, eles pensaram que eu estava fazendo uma piada e começaram a dizer-me que como posso pensar isso se vivo nesse país que me acolheu.
Mas a verdade é que eu não conseguia dizer nada porque fiquei abismado ao perceber que há muitas pessoas, lindas, cultas e interessantes, que ainda não se deram conta da verdade: nas circunstâncias sócio-econômicas-políticas que o Brasil vive o que menos nos deve preocupar é o futebol.
Primeiro: o futebol não me dá trabalho, não paga as minhas contas mensais, não me dá segurança na rua, não me dá seguro de vida digno e eficaz...
Segundo: o Brasil já perdeu a copa do mundo longe do campo do futebol. Essa é uma realidade que ninguém pode negar e é amplamente difundida por todo o mundo nos mais diversos meios de comunicação, graças aos preços absurdos para construir estádios, obras prometidas que nunca foram cumpridas, entre muitos outros aspectos, enquanto o abismo social cresce e o fanatismo dos que estão no poder aumenta.
Só um cego não consegue ver e só um teimoso se nega a compreender.
Enquanto a FIFA vai ganhar milhões e milhões de dólares, o povo brasileiro padece de uma péssima educação política: escolas mal estruturadas, professores mal pagos; um serviço público de saúde medíocre, com hospitais em péssimo estado e planos de saúde privados caríssimos; ruas inseguras e políticos no poder acusados – e comprovados – de corrupção, entre outros muitos crimes, que têm os salários mais altos do mundo.
E antes de esquecermos, essa maldita FIFA, cujos Santos Patrões e Amos vão lucrar milhões de dólares livre de todo imposto, apoiada com o absurdo da estupidez dos milhares de trabalhadores voluntários que darão o sangue enquanto os Todopoderosos engordam a nossas custas.
 O que mais podemos dizer?
Poderíamos comentar sobre a violência nas ruas; a polícia mal paga, e atualmente comandada por chefes que a fazem atuar com extrema violência contra a população que diz um “não” a um governo medíocre de “esquerda” que confundiu a democracia com a ditadura, intolerância, arrogância e incompetência.
Mas não falemos mais disso, porque do contrário vamos começar a cair em prantos pelas tragédias que sofrem os brasileiros... por votar e continuar votando nos “privilegiados”, essa “casta política” que não acaba de solucionar os problemas do país, que continua sendo fiel ao lema de que “o Brasil é o país do futuro”...
Só que se esqueceram de dizer a que futuro se referem.
Enfim, voltemos ao que realmente interessa!
O Brasil tem que perder o campeonato mundial de futebol de 2014, custe o que custar, porque caso contrário, o brasileiro estará colocando a corda no próprio pescoço.
Se o Brasil ganha a copa do mundo, o povo continuará acreditando que o futebol e os futebolistas são as coisas mais importantes do mundo, sem perceber que o futebolista não é mais que um futebolista, como qualquer outra pessoa pode ser professor, pedreiro, advogado ou uma criança de jardim de infância.
Se o Brasil ganha o campeonato, o brasileiro vai sair às ruas para comemorar o triunfo durante semanas e semanas; os gritos de delírio serão escutados em todos os lugares e todos voltarão a acreditar que ser campeão mundial de futebol é mais importante que a saúde, a educação, a segurança social e um país em crescimento.
Imaginemos essa cena grotesca: Brasil ganha e durante um mês, pelo menos, a seleção desfilará pelas principais cidades do país em carros de bombeiros, sob o delírio de zumbis que os aplaudirão nas ruas, sem importar-se com o trabalho, com a educação, com a segurança e com o fim da impunidade política.
E os jogadores irão a Brasília para retratar-se com os Grandes Chefes que sorrindo estarão seguros que voltarão a ganhar as eleições porque deram ao povo o mesmo Circo que os governos medíocres e incompetentes deram a muitos povos ao longo da história da humanidade, contando em serem donos do poder.
Se o Brasil ganha o campeonato, o povo esquecerá de que em um par de meses não pode voltar a repetir o erro que se repete a cada quatro anos e novamente votará nos mesmos “profissionais” do poder que  se instalaram em Brasília há tantos anos e que são os causadores dos males sociais que afeta ao país.
Se o Brasil ganha o campeonato, o brasileiro começará a sonhar com a próxima copa e como ganhará novamente e como são melhores que todo o mundo e que não há alegria maior que ganhar um campeonato de futebol porque deus é brasileiro.
Aiaiaiaiaiaiaiai!
Se o Brasil quer mudar essa situação catastrófica social e econômica que vive, deve perder a copa para que todos nós possamos abrir os olhos e dizer aos arrogantes: fiquem com seus estádios que nós ficamos com um país melhor.
Com o fracasso na preparação para a copa, o Brasil já demonstrou para o mundo que não se pode enganar um país fazendo-o acreditar que se deve viver do futebol; e se, além disso, o Brasil perder a copa, ensinará ao seu povo e aos seus dirigentes que é a hora de começar uma nova era.
 E não nos preocupemos pelos coitadinhos jogadores de futebol da seleção – grandes milionários, por certo – que se perderem, não se tornarão pobres e em um par de meses terão superado o “trauma do milênio”, continuarão jogando na Europa, continuarão ganhando milhões e milhões enquanto os milhões e milhões de brasileiros que vivem no Brasil lutam para sobreviver à censura, à violência, ao crescimento da inflação, ao aumento constante dos salários dos políticos, ao crescimento das favelas, à pobreza do nordeste, à destruição da Petrobrás, à invenção de novos impostos, às falsas promessas eleitorais, à injustiça generalizada, sob o olhar sórdido de “Doutores in Honoris Causa” que ganham dezenas de títulos no Jogo do Poder das instituições que os presenteiam por interesses criados.
Então, se você é um torcedor do Brasil, o que podemos fazer: é preferível chorar um pouco por algo que não vale a pena do que ter um país à beira do caos social.
Não sejamos cegos: olhem o que acontece com os milhões de petroleiros venezuelanos: quase duas décadas de miséria total; olhem o que acontece com essa ilha caribenha infectada por ditadores nauseabundos e cuja população permanece manipulada para ter medo e calar-se.
Não no calemos!
Alemanha! Alemanha! Ra, ra, ra, ra! Campeão, campeão: A-le-ma-nha!
 

2 comentarios:

  1. Penso da mesma forma, Patricio, o Brasil tem que perder e muito bem perdido. No entanto, acho pouco provável que isso aconteça, ninguém sabe o que rola nas reuniões secretas da FIFA e a Presidente e não me admiraria se de uma hora pra outra a equipe brasileira chegar à final e levar a taça. Enfim, veremos!

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  2. Pienso que tienes razon, pues si Brasil gana el campeonato el pluebo olvidara de los males sociales que le afecta al País.

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