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9 de mayo de 2014

DILMA E O ABUSO DA DEMOCRACIA



DILMA E O ABUSO DA DEMOCRACIA

Que coisa feia, dona Dilma!
O quê a senhora fez no último dia 30 de abril é reprovável. Muito reprovável.
O quê a senhora fez, em poucas palavras, chama-se “abusar da democracia”.
Pura demagogia!
Já sabemos que o escândalo da Petrobrás está lhe tirando o sono e o sonho; também sabemos que o “volta Lula” é um pesadelo para a senhora; mas também para todo o Brasil.
Sabemos também que os barulhos pela organização da copa não serão esquecidos com facilidade, ainda que seus correligionários batam palmas para a senhora o dia todo.
É lógico, também sabemos que com o retorno do dragão da inflação, tudo fica pior para todos.
Só não estamos ainda no caos porque sempre encontramos aquele “jeitinho”.
Mas o famoso “jeitinho” não é a solução para acabar com a desigualdade e construir um autêntico país.
Na teoria, isso explica aquele discurso absurdo, transmitido em rede nacional de televisão, no 30 de abril de 2014, nas vésperas do dia do trabalho.
Foi um discurso populista, oportunista e pessimista para o presente real do Brasil.
Como se a senhora já fosse candidata à reeleição, quando todas as pesquisas mostram que o brasileiro já não está contente com a senhora e com esse governo petista que tanto mal tem causado ao país, jogou umas notícias “bombas”, que na prática não foram mais que uns tapas no rosto da população.
Aumentou, assim, repentinamente, por obra e graça de algum santo, a bolsa família.
Justo esse dia!
Por que será?
É uma medida populista para ganhar mais milhões de votos, ainda que para o mundo todo é obvio que a situação não é tão boa como a propaganda governista informa.
A senhora diz que vai corrigir os valores do imposto da renda.
Justo esse dia!
O dia no que terminava o prazo para entregar a declaração do imposto de renda.
Essa decisão eu achei de mau gosto. Quase “macabra”, eu diria.
Uma renda mínima com a que todos os cidadãos pagam o seu salário e de todos os seus amigos e inimigos políticos que estão sentados em Brasília.
E que salários!
Deveria ter vergonha...
Mas bom, há gente que nunca aprendeu a tê-la...
Que vamos fazer!
Um país destrói-se com políticas populistas e com medidas egoístas que o único que procuram é manter no poder aquele que já está no poder.

Versión en español


DILMA Y EL ABUSO DE LA DEMOCRACIA

¡Qué cosa fea, Doña Dilma!
Lo que usted hizo el último 30 de abril es reprochable. Muy reprochable.
Lo que usted hizo en pocas palabras se llama “abusar de la democracia”.
Pura demagogia.
Ya sabemos que el escándalo de la Petrobrás le está quitando el sueño; también sabemos que el “vuelve Lula” es una pesadilla para usted, así como para todo el Brasil.
Sabemos también que los bullicios de la organización de la copa no se van a olvidar fácilmente, aunque sus correligionarios le aplaudan todo el día.
Y claro, también sabemos que con el retorno de la inflación, todo se vuelve peor para todos.
Solo no estamos aún en el caos porque siempre encontramos aquel “jeitinho”.
Pero el famoso “jeitinho” no es la solución para acabar con la desigualdad y construir un auténtico país.
En teoría, eso explica ese discurso absurdo, transmitido en cadena nacional de televisión, el 30 de abril de 2014, vísperas del día del trabajo.
Fue un discurso populista, oportunista y pesimista para el presente real de Brasil.
Como si usted ya fuera candidata a la reelección, cuando todas las encuestas muestran que el brasileño ya está descontento con usted y con ese gobierno petista que tanto mal le ha causado al país, lanzó unas noticias “bombas”, que en la práctica no fueron más que cachetadas a la población.
Aumentó, así, repentinamente, por obra y gracia de algún santo, el bono familia.
¡Justo ese día!
¿Por qué será?
¿Es una medida populista para ganar más millones de votos, aunque para todo el mundo es obvio que la situación no es tan buena como la propaganda gobiernista informa?
Dijo que va a corregir los valores del impuesto de renta.
¡Justo ese día!
El día en que acababa el plazo para entregar la declaración del impuesto a la renta.
Esa decisión me pareció de mal gusto. Casi “macabra”, diría.
Un renta mínima con la que cada ciudadano paga el salario de usted y de todos sus amigos y enemigos políticos que están sentados en Brasilia.
¡Y qué salarios!
Debería tener vergüenza...
Pero bueno, hay gente que nunca aprendió a tenerla...
¡Qué la vamos a hacer!
Un país se destruye con políticas populistas y con medidas egoístas que lo único que buscan es mantener en el poder al que ya está en el poder.
 

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