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23 de mayo de 2014

ESPAÑA, ¡OH, NUESTRA SANTA PATRIA MADRE HIPÓCRITA!



ESPAÑA, ¡OH, NUESTRA SANTA PATRIA MADRE HIPÓCRITA!

España, ¡nuestra Santa Madre Patria!
O algo por el estilo.
En fin, algo así nos enseñaban en la escuela, allá en el siglo pasado, el veinte, caso haya algún gracioso por ahí que piense que hablo de otra época.
España: nuestra Santa Madre Patria: modelo de cultura, de vida, de amor, a quien le debíamos la santa religión, la sagrada lengua y... no sé cuántos millones de asesinatos... Si la memoria no me falla, se dice que fueron más o menos unos cien millones de indios que murieron durante los tres singlo y pico en el que nos descubrieron, amaron, civilizaron y saquearon...
Pues sí, esa es la verdad.
Por eso, desde hace un par de semana que vengo pensando que esa Santa Patria Madre no es más que una nada santa, pero sí, una vulgar hipócrita.
Al ritmo de platillos y bombos, en el mundo se corrió la voz de que España les quiere dar la ciudadanía española, la tan deseada, milagrosa y majestuosa ciudadanía, a los descendientes de los judíos sefardíes que fueron expulsados de España en 1492.
Enseguida, circularon listas y listas de miles de apellidos que tendrían ese origen –tan deseado ahora– para conseguir el santo milagro del siglo veintiuno: volverse español.
Y no hay nada que hacer: miles de pobres tercermundistas soñaron por un instante que el famoso pasaporte de la Unión Europea estaba a la vuelta de la esquina.
Sin embargo...
Leí en la versión on-line de la BBC Mundo (Por qué España les quiere dar ciudadanía alos judíos sefardíes, www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140328..., “el anteproyecto de ley es la respuesta a una vieja deuda con los judíos expulsados de Sefarad en 1492”...
Una vieja deuda.
¡Claro! ¡Cómo no!
Una vieja deuda... para que los “nuevos españoles” lleven el dinero que tanta falta le hace ahora a España, país que hasta los años ochenta del siglo veinte era el “patito feo” de Europa, tan tercermundista como los de América, que luego se transformó creando una generación de “nuevos ricos” con malos hábitos que los llevó a la crisis de la cual aún no consiguen salir.
Una vieja deuda.
Si fuera verdad que ellos sienten algo de remordimiento y quieren saldar esa vieja deuda, deberían pensar, también, en la vieja deuda millonaria que tienen con todos los países de América, pues no se puede negar que ellos vinieron, mataron, violaron, saquearon y aún nos miran con la nariz empinada como si ellos fueran la Mona Chita o la Mamá de Tarzán.
Una vieja deuda: ¿cuánto nos robaron?
¡Oh, España: santa madre patria!: no seas sinvergüenza... digo, hipócrita: aunque nos pagaras lo que nos corresponde, no pagarías la deuda moral que tienes con América.

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