DE LA
VIOLENCIA A LA MANIPULACIÓN DE LAS MASAS
Inspirado en un caso
de la vida real de la Copa 2014-Brasil.
Una vez que el gran
Circo de la Copa 2014-Brasil ha terminado, podemos reflexionar con seriedad
sobre dos casos muy preocupantes en la sociedad contemporánea: la violencia y
la manipulación de las masas.
Sobre la violencia,
podemos decir que a cada día que pasa vemos una sociedad que ya no reacciona
frente a la violencia como se debería esperar del ser humano. Sin solidaridad y
sin acciones reales para cambiarla. Al contrario, lo que percibimos es que la
gente, común y corriente, se ha vuelto indiferente con la violencia de la vida
cotidiana.
Es que vivimos en una
sociedad en la que los medios de comunicación nos meten la violencia en el pan
de cada día y, según sus intereses, la manipulan de tal forma que ahora lo más
importante es registrarla en imágenes para compartirla en la redes sociales
virtuales, antes que buscar soluciones reales a este problema crónico de
nuestra sociedad: la violencia y la indiferencia.
El jueves 3 de julio
del presente año, leí en un periódico local de la ciudad de Foz de Iguaçú-PR
(Brasil) un artículo que explicaba los datos del informe oficial sobre la
violencia en Brasil durante el año 2012: fueron nada más y nada menos que más
de 110.00 asesinatos los que se cometieron en este país, lo que significa que
en Brasil se comenten más de 300 asesinatos por día.
Y sin contar los
números que no aparecen en las estadísticas oficiales...
300 asesinatos por día
en un país significa que vivimos un estado de epidemia moral y social,
principalmente porque la gran mayoría de crímenes se dan por causas
insignificantes: peleas en un bar, discusión entre vecinos, entre amigos y un
largo etc.
Frente a tanta
violencia, ¿qué hace el Estado para solucionar, de verdad, este problema?
Frente a tanta
violencia, ¿qué hace el ciudadano común para exigir que el Estado nos ofrezca
una nación de seguridad social?
La primera impresión
es que a nadie le importa ya, pues gracias a la proliferación de imágenes y de
programas sensacionalistas en la televisión y reportajes explícitos en la
prensa escrita, nos hemos acostumbrado a la violencia como si esta fuera
gratuita, y al verla, ya no nos incomoda: la vemos como meros espectadores.
¡Es un gran reality show!
Unos meses antes, en
un informe de una ONG, se decía que de las 50 ciudades más violentas en el
mundo, 14 son brasileñas.
Si unimos estos dos
datos, lo mínimo que podríamos esperar es una sociedad que se moviliza para
encontrar una salida; sin embargo, de la primera noticia, no vi ni escuché ningún
comentario, a no ser el artículo del periódico; y de la segunda, las típicas frases
trilladas de “indignación” en las redes sociales virtuales.
Y lo realmente
alarmante es que ese mismo día, jueves 3 de julio de 2014, un viaducto en la
ciudad de Belo Horizonte se cae y aplasta, literalmente, a varios vehículos y
por ende, sus pasajeros: mueren algunos y otros tantas salen heridos.
Fue un asesinato a
mano fría gracias a la incompetencia de los responsables de esa obra:
ingenieros, albañiles y los “jefes” políticos que, frente al hecho, estuvieron
“lanzándose” la pelota de quién es la culpa: del gobierno local del PSDB o del
gobierno federal PT: era más importante echarle la culpa a alguien que
preocuparse por esa tragedia.
Y la población
brasileña, en general, ¿qué hizo?
Clicar en “me gusta”
en las imágenes del facebook y
“compartir” su indignación, mientras la gran mayoría de los medios de
comunicación no decía sobre el incidente. ¿Por qué? Porque estaban preocupados con
Copa de Fútbol 2014-Brasil y en los millones de reales que eso significaba para
ellos y las grandes corporaciones que comandan la sociedad.
¡Eso era lo más
importante!
Pero, claro, al día
siguiente, viernes 3 de julio, cuando en un mero partido de fútbol, porque el
fútbol no es más que eso, un jugador brasileño sale lesionado de la cancha por
una jugada brusca de un jugador colombiano, todo el país se paralizó, gracias a
la irresponsabilidad maquiavélica y fríamente calculada de los medios de
comunicación.
La gente empezó a
llorar; se escuchaban lamentos, insultos racistas, de odio y de xenofobia contra
el jugador colombiano. Se lanzó una verdadera avalancha de indignación y una
campaña mediática por algo que no vale nada: un simple partido de fútbol.
El fútbol es un juego
de contacto físico y durante los más de cien años en que se ha practicado este
deporte, ha habido muchas y muchas historias de jugadores que han salido
lesionados de la cancha. Pero lo que se hizo con el jugador brasileño fue un
circo: un show que significaba, con seguridad, mucho dinero para los que
comandan el espectáculo futbolero.
¿Y el pueblo?
Como la historia lo
demuestra, se deja manipular y la historia de este jugador fue transformada en
una bandera de “patriotismo”, de “lucha”, de “vida”, de “muerte”, como si fuera
el fin del mundo. Como si el futuro del país dependiera de ese jugador.
En todas las páginas
de los periódicos solo se hablaba de lo mismo. El “Gran Canal” de televisión
brasileña, como siempre le ha caracterizado, montó un esquema perfecto para
divulgar la triste y trágica historia del “muchacho maravilla” y, para el
colmo, muchos insistieron día tras día en que se puniera de manera dura al
jugador colombiano. ¡Un verdadero criminal!
Era la cruzada
brasileña contra el maldito colombiano que acababa de lesionar al gran héroe de
la república brasileña.
Un circo: todo no
pasó de un circo. Y claro, en los medios de comunicación, se insistía en las
palabras del jugador lesionado que decía que por dos centímetros se escapó de
usar la silla de ruedas.
¡Cuánto sensacionalismo!
Mientras los cuerpos
de las víctimas en Belo Horizonte yacían bajo los escombros del viaducto...
Mientras cada día son
asesinados más de 300 brasileños...
Dramatismo. Un gran melodrama
millonario. Porque ese mismo jugador, como lo dijo después el periódico Globo
en http://globoesporte.globo.com/futebol/futebol-internacional/futebol-espanhol/noticia/2014/07/por-lesao-fifa-tera-que-pagar-salario-de-neymar-partir-de-2-de-agosto.html, va a ganar R$42.116
reais o 13.972 reuros POR DÍA, hasta que vuelva a la cancha.
¡R$42.116 reais por
día!
¡Qué vergüenza!
¿Y quién va a pagar?
La FIFA: la organización que insiste en ser inocente y que no sabe nada de nada
de la gran corrupción del fútbol mundial...
¡Pura hipocresía
social!
Brasil. Uno de los
países donde más desigualdad social hay, lloró a lágrima viva, a moco tendido,
por un jugador de fútbol, pero no le importó nada la muerte y la tragedia de
Belo Horizonte y de todos los miles y miles de personas que mueren asesinados todos
los años.
¿Por qué nos
comportamos de esta manera?
Porque los medios de
comunicación son los responsables de inventar y crear esos ídolos de barro,
como si todo no pasara de un espectáculo de Hollywood o de Broadway, después de
todo, ¿cuánto dinero ellos ganan y continuarán ganando mientras el país se
arrastra?
Y ahora, ¿cuál es la
solución????
No la podemos dar
como si fuera una receta, pero lo primero que debemos hacer es aprender a
pensar por nosotros mismos; romper esa dependencia química-emocional que
tenemos con la manipulación de los medios de comunicación.
Una tarea difícil e
ingrata porque es más fácil ser uno de más del montón que ser uno mismo,
crítico y constructivo.
Es que la escuela,
indirectamente, continúa nos enseñando a comportarnos como uno de más de la
gran masa, pero no hay que tener miedo de ser diferente. A pensar diferente. A
pensar por nosotros mismos. ¡A pensar por un bien en común! Por una sociedad,
realmente, igualitaria.
Ese es uno de los
grandes desafíos para, no solo desenmascarar esa farsa de la manipulación, sino
para intentar construir una sociedad con seres pensantes y humanos.
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