Los artículos de este blog están escritos en lengua española e, inmediatamente, en lengua portuguesa.

15 de julio de 2014

DE LA VIOLENCIA A LA MANIPULACIÓN DE LAS MASAS



DE LA VIOLENCIA A LA MANIPULACIÓN DE LAS MASAS

Inspirado en un caso de la vida real de la Copa 2014-Brasil.

Una vez que el gran Circo de la Copa 2014-Brasil ha terminado, podemos reflexionar con seriedad sobre dos casos muy preocupantes en la sociedad contemporánea: la violencia y la manipulación de las masas.

Sobre la violencia, podemos decir que a cada día que pasa vemos una sociedad que ya no reacciona frente a la violencia como se debería esperar del ser humano. Sin solidaridad y sin acciones reales para cambiarla. Al contrario, lo que percibimos es que la gente, común y corriente, se ha vuelto indiferente con la violencia de la vida cotidiana.

Es que vivimos en una sociedad en la que los medios de comunicación nos meten la violencia en el pan de cada día y, según sus intereses, la manipulan de tal forma que ahora lo más importante es registrarla en imágenes para compartirla en la redes sociales virtuales, antes que buscar soluciones reales a este problema crónico de nuestra sociedad: la violencia y la indiferencia.

El jueves 3 de julio del presente año, leí en un periódico local de la ciudad de Foz de Iguaçú-PR (Brasil) un artículo que explicaba los datos del informe oficial sobre la violencia en Brasil durante el año 2012: fueron nada más y nada menos que más de 110.00 asesinatos los que se cometieron en este país, lo que significa que en Brasil se comenten más de 300 asesinatos por día.

Y sin contar los números que no aparecen en las estadísticas oficiales...

300 asesinatos por día en un país significa que vivimos un estado de epidemia moral y social, principalmente porque la gran mayoría de crímenes se dan por causas insignificantes: peleas en un bar, discusión entre vecinos, entre amigos y un largo etc.

Frente a tanta violencia, ¿qué hace el Estado para solucionar, de verdad, este problema?

Frente a tanta violencia, ¿qué hace el ciudadano común para exigir que el Estado nos ofrezca una nación de seguridad social?

La primera impresión es que a nadie le importa ya, pues gracias a la proliferación de imágenes y de programas sensacionalistas en la televisión y reportajes explícitos en la prensa escrita, nos hemos acostumbrado a la violencia como si esta fuera gratuita, y al verla, ya no nos incomoda: la vemos como meros espectadores.

¡Es un gran reality show!

Unos meses antes, en un informe de una ONG, se decía que de las 50 ciudades más violentas en el mundo, 14 son brasileñas.

Si unimos estos dos datos, lo mínimo que podríamos esperar es una sociedad que se moviliza para encontrar una salida; sin embargo, de la primera noticia, no vi ni escuché ningún comentario, a no ser el artículo del periódico; y de la segunda, las típicas frases trilladas de “indignación” en las redes sociales virtuales.

Y lo realmente alarmante es que ese mismo día, jueves 3 de julio de 2014, un viaducto en la ciudad de Belo Horizonte se cae y aplasta, literalmente, a varios vehículos y por ende, sus pasajeros: mueren algunos y otros tantas salen heridos.

Fue un asesinato a mano fría gracias a la incompetencia de los responsables de esa obra: ingenieros, albañiles y los “jefes” políticos que, frente al hecho, estuvieron “lanzándose” la pelota de quién es la culpa: del gobierno local del PSDB o del gobierno federal PT: era más importante echarle la culpa a alguien que preocuparse por esa tragedia.

Y la población brasileña, en general, ¿qué hizo?

Clicar en “me gusta” en las imágenes del facebook y “compartir” su indignación, mientras la gran mayoría de los medios de comunicación no decía sobre el incidente. ¿Por qué? Porque estaban preocupados con Copa de Fútbol 2014-Brasil y en los millones de reales que eso significaba para ellos y las grandes corporaciones que comandan la sociedad.

¡Eso era lo más importante!

Pero, claro, al día siguiente, viernes 3 de julio, cuando en un mero partido de fútbol, porque el fútbol no es más que eso, un jugador brasileño sale lesionado de la cancha por una jugada brusca de un jugador colombiano, todo el país se paralizó, gracias a la irresponsabilidad maquiavélica y fríamente calculada de los medios de comunicación.

La gente empezó a llorar; se escuchaban lamentos, insultos racistas, de odio y de xenofobia contra el jugador colombiano. Se lanzó una verdadera avalancha de indignación y una campaña mediática por algo que no vale nada: un simple partido de fútbol.

El fútbol es un juego de contacto físico y durante los más de cien años en que se ha practicado este deporte, ha habido muchas y muchas historias de jugadores que han salido lesionados de la cancha. Pero lo que se hizo con el jugador brasileño fue un circo: un show que significaba, con seguridad, mucho dinero para los que comandan el espectáculo futbolero.

¿Y el pueblo?

Como la historia lo demuestra, se deja manipular y la historia de este jugador fue transformada en una bandera de “patriotismo”, de “lucha”, de “vida”, de “muerte”, como si fuera el fin del mundo. Como si el futuro del país dependiera de ese jugador.

En todas las páginas de los periódicos solo se hablaba de lo mismo. El “Gran Canal” de televisión brasileña, como siempre le ha caracterizado, montó un esquema perfecto para divulgar la triste y trágica historia del “muchacho maravilla” y, para el colmo, muchos insistieron día tras día en que se puniera de manera dura al jugador colombiano. ¡Un verdadero criminal!

Era la cruzada brasileña contra el maldito colombiano que acababa de lesionar al gran héroe de la república brasileña.

Un circo: todo no pasó de un circo. Y claro, en los medios de comunicación, se insistía en las palabras del jugador lesionado que decía que por dos centímetros se escapó de usar la silla de ruedas.

¡Cuánto sensacionalismo!

Mientras los cuerpos de las víctimas en Belo Horizonte yacían bajo los escombros del viaducto...

Mientras cada día son asesinados más de 300 brasileños...

Dramatismo. Un gran melodrama millonario. Porque ese mismo jugador, como lo dijo después el periódico Globo en http://globoesporte.globo.com/futebol/futebol-internacional/futebol-espanhol/noticia/2014/07/por-lesao-fifa-tera-que-pagar-salario-de-neymar-partir-de-2-de-agosto.html, va a ganar R$42.116 reais o 13.972 reuros POR DÍA, hasta que vuelva a la cancha.

¡R$42.116 reais por día!

¡Qué vergüenza!

¿Y quién va a pagar? La FIFA: la organización que insiste en ser inocente y que no sabe nada de nada de la gran corrupción del fútbol mundial...

¡Pura hipocresía social!

Brasil. Uno de los países donde más desigualdad social hay, lloró a lágrima viva, a moco tendido, por un jugador de fútbol, pero no le importó nada la muerte y la tragedia de Belo Horizonte y de todos los miles y miles de personas que mueren asesinados todos los años.

¿Por qué nos comportamos de esta manera?

Porque los medios de comunicación son los responsables de inventar y crear esos ídolos de barro, como si todo no pasara de un espectáculo de Hollywood o de Broadway, después de todo, ¿cuánto dinero ellos ganan y continuarán ganando mientras el país se arrastra?

Y ahora, ¿cuál es la solución????

No la podemos dar como si fuera una receta, pero lo primero que debemos hacer es aprender a pensar por nosotros mismos; romper esa dependencia química-emocional que tenemos con la manipulación de los medios de comunicación.

Una tarea difícil e ingrata porque es más fácil ser uno de más del montón que ser uno mismo, crítico y constructivo.

Es que la escuela, indirectamente, continúa nos enseñando a comportarnos como uno de más de la gran masa, pero no hay que tener miedo de ser diferente. A pensar diferente. A pensar por nosotros mismos. ¡A pensar por un bien en común! Por una sociedad, realmente, igualitaria.

Ese es uno de los grandes desafíos para, no solo desenmascarar esa farsa de la manipulación, sino para intentar construir una sociedad con seres pensantes y humanos.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario