MADURO, LA OEA Y EL FRACASO
VENEZOLANO
Venezuela está en crisis y al borde del caos total.
Maduro, presidente democrático venezolano, ha demostrado que el título
le queda muy grande.
No es más que un fantoche de “fuerzas” que se aferran al poder porque
desean transformarse en “divinidades”.
Cada día que pasa la situación del pueblo venezolano se complica y
Maduro demuestra que es un tipo ignorante que se agarrará al poder cueste lo
que cueste, porque así lo mandó su padre putativo, otro tipo ignorante, aunque
más inteligente que el hijo.
Maduro sigue la línea de los tiranos que carecen de argumentos y de
capacidad para gobernar una nación. En otras palabras, sigue la misma línea de
Chávez y el grito que lo lanza a los cuatro vientos es que Venezuela es un país
democrático y que las manifestaciones populares ocurren en su país porque es
una conspiración internacional del capitalismo y de los enemigos de la
revolución.
¿Y el hambre? ¿Y la violencia? ¿Y la pobreza? ¿Y la falta de seguridad?
¿Y la libertad de expresión? ¿Y la carestía? ¿Y el costo alto de la vida?
Los problemas de Venezuela, según este individuo mediocre y ambicioso,
es culpa de la oposición...
¡Qué gran mentira!
Más de una década en el poder y el chavismo no reconoce su fracaso.
Venezuela está al borde del caos y no existe la democracia porque hay un
gobierno hecho de mentiras y patrañas con el único objetivo de solidificarse en
el poder mientras el país se desploma.
Y lo peor de todo es que el tiempo transcurre con el retorno de los
esperpentos que tanto daño le hicieron a América Latina en el pasado.
Las manifestaciones en las calles de Venezuela son legítimas porque una
democracia no le teme a nada.
Pero el gobierno de Venezuela es un gobierno cobarde y le teme a la
verdad.
Si Maduro fuera realmente el “humanista” que algún disparatado dijo por
ahí que él es, ya habría renunciado por el bien nacional; pero no lo ha hecho
ni lo hará porque prefiere ver un país destruido a reconocer su incapacidad.
Mas, lo peor de todo es que la OEA, otro organismo que solo hace mucho
ruido, le ha tapado la boca a los millones de venezolanos que este momento
luchan por tener un lugar digno de vivir.
La OEA: un sueño diplomático que, a la hora de verdad, prefiere estar
ciega para no ver la pesadilla del pueblo venezolano abandonado en las manos de
tiranos como Maduro, el fantasma de Chávez y otros proyectos de tiranuelos que
están naciendo en América Latina.
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