DILMA, LOS INSULTOS Y
OTRAS ACTITUDES
Ayer le
insultaron públicamente a la presidenta de Brasil en la inauguración de la Copa
del Mundo 2014, y en todos los rincones del planeta lo escucharon, no a través
de la televisión, sino gracias a los videos de las redes sociales.
Fueron
palabras de baja calaña.
No hay
nada que hacer: palabras ofensivas para cualquier persona. Palabras vulgares
dichas en momentos de ira, de rabia, generalmente cuando el agresor verbal se
siente impotente y no puede hacer lo que le gustaría hacer.
Pero
ahora no vamos a cuestionar el insulto que fue muy feo, y más aún porque fue
contra el Presidente de la República Federativa del Brasil, el representante de
una nación.
Y ahora
todo el mundo sabe que un gran sector de la población realmente detesta a la
presidenta brasileña.
No nos
vamos a meter en las cuestiones moralistas del insulto, que sería lo
“políticamente correcto”, mas sería una manera de huir de la realidad de un
país que, como nunca, se siente frustrado, justamente gracias a su gran pasión:
el fútbol.
Pienso en
otras cosas, como por ejemplo, ¿qué pasaría si hubiera sucedido en otros
lugares?
Si
hubiera sido en Ecuador, el presidente Correa habría mandado a la policía a
vigilar las puertas del sector y a filmar a todos los hinchas que estaban en el
lugar, para después procesarlos civilmente y ganar millones de dólares de
indemnización. (Para quienes no saben, ese proyecto de tirano latinoamericano insulta a sus “enemigos” públicamente todos
los sábados en sus sabatinas presidenciales).
Si
hubiera sido en Venezuela, Maduro ya estaría diciendo que es otro intento de
magnicidio planeado por la oposición y los enemigos, esta vez, con el apoyo subversivo de
la FIFA.
Si
hubiera sido en Argentina, la tal Cristina no diría nada, solo se reiría pensando
consigo misma: “pero yo tengo más guita que todos ustedes juntos, boludos”.
Si
hubiera sido en Cuba, por órdenes de los Castro, ya estarían construyendo
nuevas cárceles para encerrar a los enemigos de la nación, apoyados por los
grupos de extrema derecha que no soportan ver que Cuba es el país más
desarrollado y justo de la Vía Láctea.
Si
hubiera sido en algún país islámico, la Espada Sagrada ya hubiera cortado
muchas cabezas.
Si
hubiera sido en Inglaterra, el mandatario saldría con elegancia y un comentario
flemático sobre las cosas de la vida y seguiría caminando con calma y gracia a
un lugar sosegado donde podría disfrutar una rica taza de té, con un poquito de
leche.
Pero el
problema es que fue en Brasil.
Y eso es
lo más alarmante: fue en Brasil.
Y como fue
en Brasil, ese insulto puede que no represente nada, después de todo, ¿cuántos
políticos acusados de corrupción, de robo y de muchos otros crímenes –a pesar
de que se ha comprobado las acusaciones- continúan gobernando el país como líderes
políticos, económicos, espirituales y egocéntricos?
Si los
políticos brasileños cambiaran de comportamiento por vergüenza gracias a los
insultos, la presidenta brasileña no volvería a aparecer en el escenario, terminaría
su reinado e iría a cuidar su vida personal, meditando: “¿qué hice de malo?”
Pero
sabemos que eso no sucede en Brasil: es como que, cuanto menos los quieren, más
se empeñan ellos en mantenerse en el poder.
Y por
increíble que parezca: lo consiguen.
Entonces,
ahora que se acabaron los insultos y la imagen pública internacional de la jefe
de este estado no está nada bonita, hay que recordar a cada uno de los
brasileños que no se trata de insultar ni agredir verbalmente: hay que saber votar.
Hay que
saber salir de la comodidad y no tener miedo de decirle “no” a toda y cualquier
organización corrupta que insista en destruir al país.
Hay que
saber pararse frente a frente en las elecciones, y con la frente en alta y la
conciencia limpia, construir un país sin esperar favores personales de
cualquier nuevo mandatario.
Las
palabras hieren, pero el tiempo y el viento se las lleva.
Y la
memoria es poca para recordarlas posteriormente.
Pero la
decisión como ciudadano participativo es la que permanece.
Por
tanto, ya que no estamos en los lugares geográficos que mencionamos
anteriormente, vamos a dejar de insultar y denigrar la imagen de las personas por
el simple hecho de hacerlo y, en su lugar, vamos a levantar un país con moral
para limpiar la suciedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario