SEUDOINTELECTUALES
HIPÓCRITAS Y OPORTUNISTAS
Los últimos días, las
páginas de los periódicos en Brasil se llenaron de artículos publicados por
seudointelectuales hipócritas y oportunistas, que han intentado –y continuarán
intentándolo durante mucho tiempo- aprovecharse de una situación para expresar
ideas extremistas, verdaderas falacias y, lo más patético, la mediocridad de
quienes prefieren dividir a construir.
La presidenta
brasileña, popularmente conocida como Dilma, sufrió una vergüenza pública: un
sector del público –como ya es de conocimiento general- la insultó el último 12
de junio.
¿Cuál es el
significado de este insulto?
Según los seudointelectuales
hipócritas y oportunistas, quienes la insultaron pertenecen a una élite,
formada por personas “blancas”, con “dinero” –clase A- como le gusta llamar
–como si esto fuera una ofensa-, porque no quieren perder sus privilegios.
Esa es una de las
primeras grandes mentiras.
Y como lo han hecho a
lo largo de la historia los seudointelectuales hipócritas y oportunistas –que
por coincidencia, o por moda, tienen que ser de izquierda- utilizan su
verborrea, como única manera de tapar la mediocridad y la ceguera.
Porque el único ciego
es el que no quiere ver.
Es verdad que el
insulto fue de mala calaña, como ya lo comentamos en otro texto; sin embargo,
no es el primero ni será el último contra una autoridad; muchos más aparecerán
por otras bandas; no obstante, lo patético y mediocre de los seudointelectuales
es que ellos se han aprovechada de la situación para tratar de transformar a la
presidenta brasileña en una Santa Víctima de la Inquisición de la Derecha
Blanca, Racista y Machista Brasileña.
Es realmente una
estupidez.
A Dilma la insultaron
porque el pueblo está cansado de las mentiras del partido político al que ella
representa y de todas las atrocidades que el gobierno cometió con la
organización de la Copa del Mundo, mientras el país se desbarata con una pésima
economía y una división social cada vez más profunda. (Y no importa si la Copa,
aparentemente, tiene éxito frente al mundo en “organización”, porque solo de
pensar en cómo se le entregó el país a la FIFA para que mande y gane lo que
quiera, ya es cobardía)
Estos famosos seudointelectuales
se arrastraron a los pies de Dilma y lloraron lamentaciones, pidiéndole perdón
y alguno, inclusive, diciendo que él y la gente del sector de São de Paulo de
donde es, nunca la tratarían así porque recibieron buena educación.
Sin embargo, se
olvidan que el famoso Lula da Silva, expresidente brasileño le dijo al
Presidente Itamar Franco “hijo de puta”, y dijo que la ciudad de Pelotas
(Estado de Río Grande del Sur) era “exportadora de maricones”. (Ampliamente
divulgada estas informaciones –en su respectiva época- por la prensa y
nuevamente ahora, por Internet)
Ese es el PT y sus
grandes representantes: no tienen memoria y, como todo grupo extremista, o se
está con ellos o se está en contra de ellos. O, en otras palabras, si no eres
de ellos, eres del PSDB.
Pero yo no soy ni uno
ni otro. Mi conciencia no me permitiría ninguna de esas dos aberraciones.
Sin embargo, lo más
preocupante es que Brasil está cada vez dividiéndose más en razas, colores,
pobrezas, riquezas, sectores, en lugar de estar uniéndose como nación. Una
división hecha con fines políticos, electoreros, egoístas porque, cuanto más
fraccionado sea el pueblo, más fácil decirle lo que debe pensar.
La idea que parece
prosperar a insistencia de estos seudointelectuales es que los pobres en Brasil
siempre son negros y obreros, y que los blancos, por el mero hecho de haber
nacido blancos, son ricos y elitistas.
Dicen que los que le
insultaron a Dilma estaban en uno de los sectores más caros del estadio, lo que
no significa que todos tengan dinero. ¡Cuánta gente ahorró mucho tiempo para
poder estar sentado ahí!
Estar en ese lugar
del estadio no significa ser elitista. Esa es la gran falacia de estos seudointelectuales
chupamedias.
Esa es la hipocresía
de los oportunistas: quieren convencer al mundo de una gran mentira: solo los
pobres son honestos, educados, trabajadores y víctimas; y si son negros, más
aún; pero si son blancos, no: ellos son racistas, elitistas, ricos, machistas,
maleducados, y los únicos que tienen privilegios.
Pero, pero... se
olvidan que muchos de esos “trabajadores”
petistas, convertidos en diputados algunos, hoy están presos porque se comprobó
que formaron parte de uno de los esquemas más corruptos de la historia
contemporánea brasileña.
A Dilma le
insultaron, y no porque sea mujer, como los hipócritas insisten en decir; le
insultaron porque Brasil se arrastra, se desangra con la corrupción, la
violencia, la intolerancia, la desigualdad social.
Los números que las
estadísticas cuentan son solo números: no son realidad.
Si el PT fuera lo que
tanto dicen que es, ¿por qué no reformó en los tres gobiernos que ha tenido la
estructura política del país? Porque no le interesa. Porque mientras haya
pobres, habrá el discurso que los “pobres” quieren escuchar.
Y luego, con la distribución
de “bonos” se quiere salvar el mundo.
Seudoinlectuales
hipócritas y oportunistas de poca memoria.
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